En la Edad Media, se creía que los monarcas eran designados por el cielo, pero en realidad, eran como cualquier otra persona, mortales que eventualmente morirían. Pero, a pesar de ser mortales, sus muertes tuvieron consecuencias trascendentales que cambiarían o incluso distorsionarían el curso de la historia. Durante los últimos mil años, Gran Bretaña ha atravesado varias dinastías, con más de 40 monarcas registrados en la historia. Las fechas de sus muertes y sus sucesores se registran con gran detalle en los libros de historia, pero las causas específicas de sus fallecimientos no están muy claras.
Hay aspectos comunes y extraños en sus muertes. ¿Murió Guillermo II, quien recibió un disparo en el pecho, accidentalmente mientras cazaba en el bosque? ¿Enrique IV, quien tenía úlceras en la piel, padecía lepra o sífilis? ¿Fue Eduardo II, quien fue asesinado, aplastado por un objeto pesado o apuñalado con un atizador al rojo vivo? ... Existen muchas dificultades para intentar determinar la causa de la muerte de un monarca cientos o incluso miles de años después del incidente, pero con el desarrollo de la tecnología de excavación arqueológica y el avance del conocimiento médico, junto con los registros de la vida cotidiana y la muerte de los monarcas en materiales históricos, finalmente podemos intentar realizar diagnósticos retrospectivos de estos monarcas.
Ahora, pongámonos los guantes de goma y echemos un vistazo a la historia interna de las muertes de los reyes británicos a lo largo de los últimos mil años.
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